2 dic 2014

Reparto de bienes

Puede que sea demasiado orgullosa para admitirlo. Después de todo el daño que me has hecho no es algo que me puedas reprochar, porque te debo a ti el miedo. La inseguridad. Las lágrimas. Te debo la sensación de que mis sentimientos son mi mayor debilidad, mi talón de Aquiles, eso que debo preservar y esconder bajo millones de kilómetros de hielo, enfundados en un órgano que late por momentos, cuando encuentra un hueco entre tanto invierno.

Te faltan recuerdos por llevarte, no los quiero. Son mentiras, como todo lo que fuiste tú. Te enviaré los besos, los abrazos y cada instante en el que nos quemábamos con las manos. Los cumpleaños, los te quieros y el dibujo. Romperé, convertiré en trizas todo lo que me haga temblarte. Te borraré. O pintaré encima del desastre que dejaste. No esperes, no mires atrás, no se te ocurra volver a buscarme, ni a nombrarme como si yo fuera algo que alguna vez te has ganado tener. ¡Cobarde!
 Odiaré inmensamente cada canción que me hable de ti, o a cualquiera que vuelva a llamarme enana. Y las noches en vela. Tú, con ella. Yo, contigo siempre estuve en segunda persona.

Te debo este vacío. Insomnios aferrados a mi almohada. Ojeras, cansancio, pesadillas. Me debes entre otras tantas cosas, el olvido.

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